Ayer salí a comprar un bote de crema al mercadona y mientras la buscaba por las estanterías y con desgana decubría que no estaba ahí, se me acercó una dependienta y me dijo con un tono bastante desagradable:
– «¿Qué estás buscando?»
– Pues una crema de nivea que ayuda a ponerte morena…
-Solo tenemos la de Johnson y la nuestra.
y yo ante su «muestra de simpatia» le contesté. – Entonces si no la teneis, pos nada ya me ire al corte inglés que ahí seguro que la tienen.
Y me fui. Ya se que yo tampoco fui muy simpatica, pero no soy yo la que está trabajando cara al público y la que debe ser simpática y amable con el cliente. Está demostrado que en esta vida se gana más siendo simpatica y agradable con la gente que siendo chulo, grotesco o maleducado, porque nunca sabes cuando vas a necesitar la ayuda de los demás y si los tratas mal cuando los necesites no estarán ahi para ayudarte.
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